El Debate sobre Reforma a la Educación, ¿Es sobre Educación?.

Créame, la pregunta es en serio y es mejor que la meditemos. El debate hasta ahora está lleno de absurdos, a no ser que se esté discutiendo otra cosa y entonces vale la interrogante: ¿es realmente sobre educación o es sobre el poder?, en este caso, para mantener la hegemonía en el control direccional sobre la formación de las personas.

Se discute en dos frentes: uno sobre la posible afectación del derecho a la libertad de enseñanza tanto para emprender como sostenedor o dueño del establecimiento, como para elegirlo por parte de las familias. De otra, por parte de los que creen se verán afectados por los cambios: sostenedores por el fin del copago y por la extensión de la prohibición del lucro a todo el sistema; las Ues Privadas Cruch y las otras por el fortalecimiento de las Ues Estatales y la creación de dos adicionales; los CFT Privados por la creación de una red Estatal; las instituciones con aranceles excesivos por la gratuidad voluntaria aunque en base a un arancel fijado por el Estado; y también de los estudiantes por su desconfianza a raíz de las malas experiencias anteriores cuando se prometieron reformas y no se cumplieron.

El análisis alejado de ideologismos; nos dice que de las propuestas comprometidas y de los proyectos ya conocidos no es posible inferir que ninguna de las dos primeras aprehensiones sea posible. La libertad de enseñanza y de elección está asegurada en el compromiso programático y en los tres proyectos ya presentados. Las posibles afectaciones a los intereses de los grupos tampoco es posible afirmarla porque está asegurado mediante periodos de transición, de 1 a 12 años según el tema, para adaptarse a las nuevas modalidades. Y el fortalecimiento de las Ues Estatales no implica la negación del acceso a recursos para otras instituciones.

Queda, eso sí, la desconfianza de los estudiantes y las comunidades; sobre el Gobierno, la oposición y el Parlamento. Hay serias dudas sobre la factibilidad y la profundidad de la Reforma e incluso algunos dirigentes dicen que habrá “gatopardismo” utilizando los slogans del 2011.  Esta desconfianza puede ser dura y quizás injusta; pero no es más que la vuelta de mano por la incapacidad, desde hace muchos años, para escuchar a tiempo y por la inacción de nuestros gobiernos y del parlamento.

¿Y cómo podríamos avanzar?. No hay recetas; pero ayudaría darle tiempo al diálogo; aunque no bilateral porque la abarcabilidad de la reforma dado su carácter sistémico hace necesario el trabajo multilateral y simultaneo para reflexionar juntos, recibir aportes y ganar confianzas.

¿ Y dónde estaría la dificultad para actuar así?. Es terrible decirlo: EN NOSOTROS MISMOS, porque las vinculaciones interpersonales e interinstitucionales se rigen hoy por falta de generosidad, competencia desatada, incapacidad para integrarnos a misiones colectivas, cortoplacismo, utilitarismo.

¿Y cómo podríamos solucionarlo?. Es paradojal: POR NOSOTROS MISMOS, tenemos gran potencial de esperanza y sentido de lo colectivo que nuestros líderes deberían impulsar con su ejemplo.

Para tener un Chile que sea más CHILE para todos, debemos conversar de los temas reales en una mesa entre iguales, respetando los roles y en un marco de confianza, entendiendo que es el Estado quien debe tener el control direccional de temas esenciales como la educación.

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